No hay mal que por bien no venga es un refrán, uno de tantos, al que solemos acudir cuando queremos trasladar un mensaje optimista, mientras nos enfrentamos a situaciones que, en primera instancia no son buenas pero que, a futuro, pueden generar resultados positivos. El camino que nos ha trazado el 2021 se acerca más a «las doce pruebas de Hércules» que a un camino de rosas, pero cuando se empieza un año, y en este inicio más que nunca, a veces es necesaria una palmada en la espalda y la enhorabuena por haber llegado a la meta a 31 de diciembre.
Durante la crisis sanitaria del covid, que ha marcado este pasado año, el sector agroalimentario (primer sector industrial a nivel nacional y segundo en la Comunidad Foral) ha demostrado ser esencial para el equilibrio de la economía española, garantizando en todo momento el suministro alimentario. La industria agroalimentaria dio el «do de pecho» mostrando su enorme capacidad de resiliencia. Sin embargo, los estragos que ha generado la crisis sanitaria, que continúa embistiendo en una sexta ola a comienzos de este año, han dibujado un escenario de muchísima inestabilidad para las industrias agroalimentarias.
Nuestras empresas están atravesando una situación complicada, no solo por el aumento generalizado de los costes de las materias primas y auxiliares, la histórica subida de los costes energéticos, de transporte nacional e internacional, que están afectando gravemente a la estabilidad de la compleja cadena agroalimentaria, sino por los múltiples cambios normativos y exigencias que se están produciendo paralelamente. Los eslabones de esta cadena se están tensionando y sectores como el primario y el transporte han sido los primeros en «estallar». En este sentido, desde ALINAR, como asociación representante de las empresas del sector agroalimentario en Navarra, La Rioja y Aragón, hemos puesto el foco reiteradamente en la delicada situación que está asumiendo nuestra industria, reclamando medidas urgentes que permitan generar cierta estabilidad en el sector. Entre estas medidas, consideramos fundamental la necesidad de modificaciones fiscales que puedan facilitar la competitividad y la unidad del mercado.
Son numerosos los retos a los que debemos enfrentarnos como sector, como los recientes cambios normativos que se han producido en el último año. La reforma de Ley de la Cadena Alimentaria, el Real Decreto de Envases y Residuos de Envases, el Proyecto de Ley de Residuos y Suelos Contaminados, la futura Ley de Prevención de Pérdidas y Desperdicio Alimentario, entre otras, implican modificaciones que pueden ser necesarias, pero que en muchos casos, plantean plazos, exigencias o desigualdades en las relaciones comerciales, que no generan la estabilidad que el sector necesita. En este sentido, y este ha sido uno de los principales ámbitos de actuación de ALINAR en los últimos años, es necesario reforzar el dialogo y la colaboración público-privada de todos los agentes implicados, así como garantizar una armonización legislativa que permita la competitividad en igualdad de condiciones de nuestras empresas a nivel nacional y europeo.
El sector se encuentra en un momento de transformación de especial relevancia, y la llegada de Fondos Europeos, principalmente a través del PERTE Agroalimentario, que se está dilatando excesivamente en el tiempo, debe ser un pilar fundamental que nos respalde para afrontar los retos existente en el ámbito de la sostenibilidad medioambiental y que empuje la trasformación digital del sector.
Las empresas agroalimentarias se caracterizan por una firme apuesta por la innovación en nuevos mercados, productos y procesos, y en este sentido, debemos tener en cuenta que nuestro sector está mayoritariamente formado por pymes, por ello creemos que las administraciones públicas deben agilizar y simplificar el acceso de las mismas a estas ayudas, de manera que todas puedan acometer esta transformación digital satisfactoriamente.
Como asociación somos conscientes de la implicación y preocupación que nuestras empresas tienen por la sostenibilidad medioambiental y de las fuertes inversiones que están realizando en este sentido, pero creemos vital que las exigencias legislativas y administrativas contemplen también la sostenibilidad social y económica de nuestro sector. Apostamos por una industria agroalimentaria que atraiga el talento, siendo como es, elemento vertebrador del territorio y herramienta fundamental en la lucha contra la despoblación rural e importante generador de empleo, en definitiva, que el sector vea reconocido su prestigio y que ocupe el lugar que le corresponde como interlocutor en todos los cambios que se avecinan.
ALINAR va a continuar defendiendo los intereses de sus empresas socias de Navarra, La Rioja y Aragón, representándolas ante los diferentes organismos públicos y privados, visibilizando la realidad de este sector y generando sinergias con todos aquellos agentes que nos permitan garantizar este año 2022, un escenario lo más estable posible para el buen funcionamiento de la cadena agroalimentaria.