El Palacio del Condestable de Pamplona ha acogido el Foro Participativo de la Industria Alimentaria sobre el anteproyecto de ley de Prevención de Pérdidas y Desperdicio Alimentario, que ha organizado el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. Este foro sucede a una serie de jornadas sectoriales que ya se ha realizado en Valencia (dirigida a consumidores y ONGs) y Barcelona (para la distribución y el canal Horeca) y que tienen un carácter participativo y de recogida de experiencias y propuestas para poder proyectarlas en la propia Ley.
A este foro realizado en la capital navarra ha asistido el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, el director general de la Industria Alimentaria, José Miguel Herrero la consejera de Desarrollo Rural y Medio Ambiente del Gobierno de Navarra, Itziar Gómez, y el delegado del Gobierno de España en Navarra, José Luis Arasti.
El ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, ha sido el encargado de clausurar el evento y ha querido en sus discurso poner en valor a Navarra considerando como uno de los mejores exponentes y un motor de nuestra industria agroalimentaria, y ha remarcado que el sector agroalimentario va a ser «clave en la recuperación de nuestro país» y que cuenta con «una proyección de futuro importante».
EL SECTOR AGROALIMENTARIO, COMPROMETIDO DESDE SIEMPRE CONTRA EL DESPERDICIO ALIMENTARIO
Planas quiso reflexionar en sus discurso sobre el gran compromiso que la industria alimentaria ha mostrado siempre en la lucha contra el desperdicio alimentario, y ha valorado positivamente las actuaciones que se siguen realizando para aumentar su reducción. El sector agroalimentario y el sector primario, han trabajado históricamente de la mano con el objetivo de dar salida a todos los excedente del campo. Las trazas de frutas, verduras y cereales se han utilizado para dar de comer al ganado y los procesos de conserva han apostado por mantener el producto en perfectas condiciones a lo largo del año. Conservas en lata, en bote de cristal, deshidratados, congelados, salazón, salmuera, almíbar… salsas o preparados con aquellas piezas de frutas y verduras que estaban más maduras o golpeadas, una forma de adaptarse a la estacionalidad de los productos del campo.
En este sentido, el ministro ha reiterado la importancia que las nuevas inversiones en I+D+i tienen para para optimizar los recursos y lograr una mayor vida útil del alimento, mejorar las condiciones de conservación, innovar en el diseño de envases, producir a través de tecnologías limpias o desarrollar cadenas de valor eco-eficientes mediante la incorporación de sistemas digitales orientados a la eficiencia global.
En este sentido el ministro recordaba las previsiones que apuntan que en el año 2050 estaremos rozando los 10.000 millones de habitantes en el planeta y remarcaba que lógicamente «habrá mayor necesidad de producción alimentaria, y al mismo tiempo dispondremos prácticamente de una superficie agraria útil muy similar a la que actualmente tenemos».
Entre los temas que se trataron en este foro destacan conceptos como la eficiencia de los recursos, gestión subproductos y residuos, la armonización legislativa nacional, así como la fecha de caducidad y la vida útil del producto. En este último concepto se quiso hacer hincapié en la necesidad de aprovechar el 100% de la vida útil de un producto para su consumo en la lucha contra el desperdicio. Así mismo, se quiso poner sobre la mesa la rigidez en las exigencias que están imponiendo desde la gran distribución a los proveedores de la industria agroalimentaria sobre la vida útil de los productos y los costos y problemas que esta exigencia genera en la gestión de los productos y el stocks en la empresas, principalmente en aquellas con productos de larga vida útil ( 2 o más años) y muy estacionales. Por consiguiente desde la industria agroalimentaria se reclamó la necesaria coherencia y cooperación entre todos los eslabones que forman la cadena agroalimentaria, para el cumplimiento de los objetivos de esta futura ley.
¿QUÉ SUPONE ESTE PROYECTO DE LEY PARA LAS INDUSTRIAS AGRIALIMENTARIAS?
El Proyecto de Ley de Prevención de las pérdidas y el desperdicio alimentario establece entre otras medidas, que todos los agentes de la cadena alimentaria como las industrias agroalimentarias, deben contar con un plan de prevención para evitar el desperdicio y fija una jerarquía de prioridades que se deben seguir para reducir o eliminar las pérdidas y desperdicios alimentarios, en la que la primera de ellas sería su utilización en la alimentación humana.
- Jerarquía de prioridades en la prevención de las pérdidas y el desperdicio alimentario. (Artículo 5)
- Utilización para la alimentación humana incluida la donación y otros tipos de redistribución para consumo humano.
- Transformación de los productos que no se han vendido pero que siguen siendo aptos para el consumo.
- Uso de los alimentos como subproductos destinándolos a la alimentación animal y fabricación de piensos.
- Uso de los alimentos como subproductos destinándolos a la alimentación animal y fabricación de piensos.
- Uso como subproducto en otra industria
- Valorización material mediante la obtención de compost de calidad y digerido para su uso en
- Valorización energética mediante la obtención de biogás u otros tipos de valorización energética mediante la obtención de combustibles».
- Obligaciones de los agentes de la cadena alimentaria
Las industrias alimentarias deberán disponer de un plan de aplicación para la prevención de las pérdidas y desperdicio alimentario que contemple en su caso la donación.
En lo referido a la distribución, se deberán promover modelos de buenas prácticas para evitar y reducir las pérdidas y el desperdicio alimentario haciendo hincapié en el fomento de líneas de venta con productos «feos», «imperfectos» o «poco estéticos», promover el consumo de los productos de temporada, los de proximidad, los ecológicos y los ambientalmente sostenibles, fomentar la venta de alimentos a granel e incorporar y mejorar la información sobre el aprovechamiento de los alimentos.
El Régimen sancionador contempla la no aplicación de esta jerarquía de prioridades a las pérdidas y el desperdicio alimentario, no contar con un plan de prevención de las pérdidas y el desperdicio alimentario o no cuantificar las pérdidas y el desperdicio alimentario como sanciones previstas que pueden alcanzar hasta 1.000.000 €.
El ministro ha señalado que en la elaboración del anteproyecto de ley, el ministerio “ha hecho una recopilación del elevadísimo número de buenas prácticas empresariales y sociales que ya existen” para combatir el desperdicio alimentario. “No partimos de la nada”, ha reiterado, y ha destacado que la industria agroalimentaria “está cada vez más concienciada sobre la necesidad de reducir el impacto económico, en sostenibilidad y ético” de este problema.
Hoy, cerca del 71 % de las industrias agroalimentarias disponen ya de una estrategia interna definida para luchar contra el desperdicio; más del 61 % de ellas promueve las buenas prácticas; y un 51 % impulsa acciones conjuntas con sus proveedores. En el aspecto de las donaciones, son más del 53 % las empresas del sector que tiene acuerdos estables con entidades sociales. “Son datos para contar con orgullo”, ha afirmado.
Esta realidad, junto a la investigación e innovación, la formación de los empleados, el análisis de la eficiencia de los procesos, el control de existencias o el intercambio de información a lo largo de la cadena, entre otros, son ejemplos de prácticas cada vez más implantadas en la industria alimentaria. Todo ello sitúa a las industrias agroalimentarias en una buena posición para abordar las novedades del proyecto de Ley que Planas ha anunciado que tiene intención de llevar al Consejo de Ministros en primavera para su posterior tramitación parlamentaria.
Fuentes: Nota de prensa MAPA