En el centro Pedro Luis Antón y su hermana Lidia, acompañados de Javier Campo.

No todos los colores pierden su intensidad con la llegada del otoño. Cuando todo comienza a palidecer alrededor, el pimiento de piquillo de Lodosa adquiere todo el protagonismo en las huertas navarras con un rojo brillante que parece más propio del verano. Es el último superviviente estival. Y en parte es así, un superviviente de la tradición conservera regional, ya que el complejo camino que lo lleva de la planta a la mesa, dificulta cada día más su futuro en la industria. Nuestro “oro rojo”, brillante, mantecoso y con un sabor inigualable es un placer para los sentidos, pero esconde un enorme trabajo detrás.

La Denominación de Origen Pimiento del Piquillo de Lodosa ampara esta conserva de pimiento variedad Piquillo cultivados y elaborados, exclusivamente, en los ocho municipios amparados por su reglamento (Lodosa, Andosilla, Lerín, Mendavia, San Adrián, Azagra, Cárcar, y Sartaguda) y solo 13 empresas lo elaboran para su venta en conserva bajo la etiqueta DO. Lodosa tiene el orgullo de darle al piquillo su apellido y es en esta localidad donde, ya desde los años 80, Conservas Pedro Luis elabora de manera excepcional este y otros manjares gastronómicos en conserva. Nada más acercarnos a sus instalaciones el olor ya enamora, el proceso de asado, limpieza y envasado está a pleno rendimiento. Hablamos con Pedro Luis Antón, quien dirige esta empresa familiar junto con su hermana Lidia y del que es la «mano derecha» y casi un hermano más, Javier Campo, quien lleva en la empresa más de 20 años. Analizamos con Pedro Luis Antón la campaña del piquillo, la situación de la industria agroalimentaria y otros muchos temas que rodean los más de 30 años de historia de Conservas Pedro Luis.

El pimiento de Piquillo de Lodosa D.O se asa en llama, se pela a mano y se limpia sin agua.

¿Cómo va la campaña? Parece que de momento no se ha adelantado ninguna helada.

En un principio la campaña no venía bien, venía una mala cosecha. Las primeras cogidas no fueron buenas, principalmente por los fuertes golpes de calor de los últimos meses, venía un pimiento más pequeño y más fino, con un menor rendimiento. Poco a poco, ha ido mejorando, pero yo creo que se va a quedar en una campaña regular en cuanto a rendimiento.

¿Y en cuanto a la calidad?

La calidad es muy buena, es un pimiento menos grueso, más delicado en boca.

Este pimiento del piquillo de Lodosa DO. se asa en llama y se pela en seco, este año, al ser más fino, con una menor cantidad de carne, comentas que se ha reducido su rendimiento.

El pimiento de piquillo requiere mucha mano de obra, al ser más fino, cuesta más pelarlo y los costes de mano de obra se incrementan exponencialmente. Los primeros días de fabricación fueron un poco locura, los rendimientos caen cuando la propia materia prima dificulta el proceso de elaboración. El rendimiento de kilo fresco / gramo neto por envase baja mucho y se disparan los costes, tanto para los agricultores como para el transformador.

Su pelado debe ser a mano, sin agua y cada pimiento debe mantenerse entero

La mano de obra es un problema estructural del sector, en campañas como esta, que requieren tanta mano de obra, aún mas entiendo. ¿Cómo está la situación?

En el caso del campo empieza a ser una situación muy preocupante. El pimiento del piquillo de Lodosa, por ejemplo, es un producto muy especial para nosotros, lo hemos trabajado desde nuestros inicios, y es nuestro producto estrella. Pero está llegando un momento en que, con tantísima necesidad de mano de obra para su recogida y elaboración y con rendimientos tan bajos, está en un punto en que empieza a ser muy peligroso a futuro.

Vosotros que trabajáis de la mano de los agricultores ¿cómo están sufriendo ellos esta falta de mano de obra en productos como el piquillo?

El agricultor lo tiene muy complicado para encontrar mano de obra. Para nosotros es un producto primordial y continuaremos nuestra apuesta por él, pero el agricultor no lo ve con esa visión comercial, tiene que ser aún más práctico que nosotros todavía. Campañas como esta, con la falta de mano de obra y la caída de los rendimientos, dificultan la apuesta del agricultor por el Piquillo de Lodosa. Como es lógico, los agricultores lo que quieren en el campo son productos con menos mano de obra y mayor rendimiento, con menos complejidades, porque si no, no es rentable y ya están muy cansados. En espárrago, pimiento y alcachofa, cada día es más complejo trabajar con ellos. Nosotros tenemos una marca comercial con la que tenemos que vender, en ese sentido podemos permitirnos continuar con un producto cuyo rendimiento sea bajo, nos une a este producto algo sentimental, el agricultor a día de hoy y en muchos casos, ya no puede permitirse ese sentimentalismo.

Se necesita mucha mano de obra artesana para conseguir un Piquillo de Lodosa D.O

¿Ocurre un poco algo similar a lo que está pasando con el tomate?

Más aún. El pimiento del piquillo es un producto muy exigente que en cultivo requiere de fincas nuevas, solo pueden cultivarse uno o dos años porque las fincas se agotan, y hay que hacer una rotación de varios años. Además, la situación de la mano de obra es muy compleja, pero es que, en el caso del piquillo, se recolecta en cuatro o cinco pasadas, no se recoge todo de una vez. Va madurando y se recoge, el verde se convierte en entreverado, el entreverado en naranja, y el naranja en rojo. Nos es como el tomate que entras y recoges toda la producción.

Los cambios bruscos en las temperaturas de los últimos meses han dado lugar a un Piquillo más fino

¿Y en ese sentido, empieza a no compensar ese esfuerzo?

Efectivamente, no compensa. Hay que tener una buena finca, si no la tienes o repites sobre la misma la producción baja y el pimiento sale más pequeñito. Entonces si no se recolectan tantos kilos por hectárea, no es rentable cultivar y a partir de ahí, todo son pérdidas.

¿Cuánto tiempo dura esta recogida del piquillo de Lodosa?

Normalmente se comienza a mediados de septiembre y acaba a mediados de noviembre, pero todo depende del clima. A final de temporada, el pimiento que no ha podido llegar a madurar, se fabrica como entreverado verde.

A todo este panorama que describes, debemos añadirle además la inflación de costes.

Es que se están sumando muchos factores, se necesitan fincas nuevas, se necesita mucha mano de obra… Este año ha afectado la climatología, pero es que hace dos años fue una bacteria la que mermo la cosecha, todo se empieza a complicar excesivamente. En cualquier caso, hay una situación ahora con el aumento de coste de las materias primas, auxiliares y energía sin precedentes.

«La situación de la mano de obra es muy compleja, pero es que, en el caso del piquillo, se recolecta en cuatro o cinco pasadas, no se recoge todo de una vez.»

¿Faltan ayudas?

Yo ya no espero nada a estas alturas, pero sí faltan ayudas, y quizás ayudas más claras que lo que puede ser el PERTE.

Estáis focalizados únicamente en la transformación, pero ¿con cuántos agricultores trabajáis?

Paralelamente al procesado del Piquillo, se transforma la borraja instantes después de su recogida en el campo

Nuestros padres cultivaban sus propias conservas en un inicio, pero con el paso de los años decidimos pasar a tener acuerdos con agricultores con lo que trabajamos y con los que, además, colaboramos en la plantación, alquiler de fincas, en definitiva, en todo lo que podemos. Trabajamos con entre 40 y 50 agricultores locales y regionales. En algún producto concreto como la fresa para mermeladas, también a nivel nacional. Pero nuestra apuesta es por el producto de la zona y la agricultura local.

¿Cuántas personas componen Conservas Pedro Luis?

Somos 47 trabajadores fijos en plantilla y dependiendo de temporadas, llegamos a los 90. La temporada más fuerte es entre abril y mayo con el espárrago y la alcachofa, y septiembre y octubre con el piquillo. Nosotros ahora mismo, afortunadamente, contamos con las personas que necesitamos, y estamos muy contentos, procuramos cuidar mucho a nuestra gente.

Este año 2023 cumplís 35 años, me consta que Conservas Pedro Luis como tal, se fundó en 1988, ¿cómo comenzó todo?

Mis padres eran agricultores y en 1988 fundaron Conservas Pedro Luis para conservar los productos que ellos mismos cultivaban, pimiento de piquillo de Lodosa y espárrago de Navarra. Con el tiempo, fuimos ampliando, en 2001 se creó la D.O. Alcachofa de Tudela y nos adherimos. Después, hacia 1994, comenzamos a trabajar con el producto ecológico y a raíz de esto, poco a poco, hemos ido ampliado el abanico de productos e invirtiendo en mejoras de procesos. El bio nos permitió ampliar nuestra gama, al optimizar nuestros procesos pasamos a la gama selección gourmet, para aquellos clientes que quieren un producto excepcional pero no necesariamente quieren ese plus del bio. La diferencia entre estas dos gamas solo reside en el cultivo de la materia prima, el proceso de elaboración es igual.

Pedro Luis Antón explica a Diego Galilea, director general de ALINAR, el descarte inteligente en la selección de borraja

¿Y desde entonces no habéis parado de crecer en facturación?

Pues la verdad es que sí, desde 2015 hemos ido siempre en crecimiento, pero todos los beneficios que se han obtenido los reinvertimos en la empresa, con nuevas tecnologías coma la visión artificial o los rayos X. Este año hemos incluido visión artificial para etiquetas y lotes. Hemos invertido durante estos años en todo lo que sea tecnología que optimice y mejore los procesos, y sobre todo, garantice una mayor seguridad alimentaria. Esas inversiones nos han permitido optimizar los procesos productivos, que es lo que a su vez ha reducido los costes de producción. Estas inversiones de introducir robots en la línea de etiquetado, enjaulado, desenjaulado… han hecho sostenible y rentable nuestros procesos. Además, y a nivel de seguridad alimentaria, permiten garantizar la trazabilidad y calidad de nuestros productos con tecnologías como la visión por cámara óptica en la materia prima a granel (antes de envasar), y rayos X para el producto terminado. La verdad es que toda esta crisis nos ha pillado afortunadamente, en una buena situación. Estamos saneados y tenemos unas instalaciones óptimas.

En cualquier caso, la mano de obra artesanal es para vosotros indispensable.

Por supuesto, hay procesos que no se pueden automatizar y más aún en productos tan delicados como los que trabajamos. Intentamos garantizar la máxima versatilidad a nuestras líneas para dar respuesta a todas nuestras referencias. En este sentido, hay que diferenciar coste añadido de valor añadido, ya que todo lo que no aporte un valor añadido a nuestros productos es un coste añadido, y hay que intentar ajustarlos todo lo posible para garantizar un precio competitivo en el lineal. Si no, el producto no se vende.

«desde 2015 hemos ido siempre en crecimiento, pero todos los beneficios que se han obtenido los reinvertimos en la empresa»

¿Las cosas han cambiado mucho en el sector en los últimos 30 años?

Cuando empezamos en esto todo era manual, se trabajaba con productos de un enorme valor añadido, como el pimiento, el espárrago, la alcachofa, y podías permitirte hacerlos manualmente. Pero ahora las cosas han cambiado mucho, estos productos son menos competitivos por la mano de obra que requieren, pero hay otros como la legumbre o las mermeladas que son más competitivos. El mercado no perdona, no vale solo con tener un muy buen producto, además debes dar buen servicio, y tienes que ser competitivo, son muchos requisitos. Solo abrir “la persiana” cada día supone una cantidad de gastos bestiales, los romanticismos ya se quedan atrás.

Conservas Pedro Luis cuenta con una gama amplia de productos en ecológico, DO. y gourmet

Habéis pasado en vuestra historia de 3 productos a tener más de 150 referencias. ¿Es más complejo apostar por uno o dos productos o contar con múltiples referencias como es vuestra estrategia de negocio?

El escenario ideal sería poder hacer una cosa durante todo el año, sería menos complejo pero, una vez creas tu equipo fijo, no puedes mantenerlo solo con una o dos temporadas al año, por lo menos no con los volúmenes con lo que trabajamos. Por lo que para poder mantener esa plantilla fija, decidimos diversificar ofreciendo un abanico un poco más amplio. El 100% de lo que elaboramos lo hacemos en nuestras instalaciones y apostamos por productos de una altísima calidad en bio, DO y gourmet. Nosotros dedicamos mucho esfuerzo en la elaboración, somos realmente fabricantes más que comercializadores. A nivel internacional, estamos presentes en EEUU, pero nuestro porcentaje de exportación es pequeño, nuestra apuesta es más a nivel nacional, mientras sigamos teniendo posibilidades de crecimiento con los clientes con los que ya trabajamos.

¿Estáis dirigidos al mercado doméstico?

Sí, nuestros formatos son pequeños, trabajamos algo con HORECA a ración fija, con pimiento, espárrago y tomate.

«Solo abrir “la persiana” cada día supone una cantidad de gastos bestiales, los romanticismos ya se quedan atrás.»

¿Se está perdiendo un poco el consumidor entre lo que es sostenible y lo que no?

La automatización de procesos es fundamental para que la transformación del producto sea rentable

Nosotros hacemos un producto básico, no hay complejidades, no hay ingredientes añadidos o aditivos más allá de los que tradicionalmente se utilizaría en casa. Son recetas muy simples, con materia prima fresca y de agricultores locales, de la mejor calidad y con una apuesta clara por la prontitud en la elaboración del producto, para garantizar todos sus nutrientes. Si trabajas en el ecológico hay que hacerlo por filosofía, no puedes estar comparando constantemente porque en muchas ocasiones, apostar por el ecológico supone una rentabilidad más baja porque su complejidad es mucho mayor. Nuestra filosofía es ser muy honestos con lo que hacemos y así lo hemos mantenido en nuestra trayectoria.

¿Por qué parece que el producto fresco es siempre la elección más sostenible?

Se abre un debate amplio: ¿Qué es más sostenible un producto bio que viene desde un país a miles de kilómetros o un producto no bio cultivado en la ribera del Ebro? En ese sentido, creo que el bio tiene que crecer en su justa medida, lo que ha sucedido es que ha pasado de ser una filosofía de trabajo a un arma de trabajo, una moda que confunde al consumidor. Puedes encontrar un tomate frito que, en vez de elaborarse con tomate local de temporada, ha sido elaborado con un tomate concentrado que viene de otro país, y que ha sido luego rehidratado. Es bio, sí, pero…  Hay que intentar que el consumidor sepa qué compra y que valore qué huella de carbono tiene realmente lo que consume, pero es muy difícil.

¿Vuestros clientes valoran esa honestidad?

Sin duda. Este 2022 he cumplido 30 años trabajando aquí, entré con 15. Hace tiempo llegué a dudar, pensaba que lo que nosotros hacíamos no iba a tener futuro en el mercado, con todas las importaciones tan fuertes de terceros países… Ahora, a pesar de todos estos cambios que se están dando a nivel de costes energéticos y de transportes, estoy infinitamente más tranquilo que hace unos años. En el orden de valores en una empresa familiar, la parte económica va siempre por detrás de la emocional, es algo muy importante, pero no es la primera. Hay algo más arraigado, si no, no hubiéramos continuado. En la posición en la que llevamos desde hace tiempo hubiéramos vendido y dedicado “a vivir”. Eso no es lo que queremos, queremos tener un buen equipo que esté contento, que nuestros agricultores se sientan valorados, hacer un buen producto… hay una sólida filosofía detrás.

«Nuestra filosofía es ser muy honestos con lo que hacemos y así lo hemos mantenido en nuestra trayectoria.»

Conservas Pedro Luis participa en el fomento del deporte mediante patrocinios y colaboraciones con diversas agrupaciones deportivas.

¿Cuánto esfuerzo hay detrás de esta empresa?

Mucho. La pregunta que a veces me hago es cuándo acaba la pelea…La respuesta es nunca. Aquí hay que estar todo el día peleando, y hay momentos en que, sin duda, terminas cansado.

¿Se valora socialmente qué supone sacar una empresa adelante?

En el caso de la empresa familiar, sin duda y como comentaba, hay algo más allá de la rentabilidad económica, si no muchas más familias venderían sus negocios en sus momentos de mejor posicionamiento. En cuanto al esfuerzo, compromiso, responsabilidad y sacrificio que supone llevar una empresa a buen puerto, dicen que esta falta de valoración solo pasa aquí, en España. No sé. Al final estás metido, es lo que te gusta, pero es agotador.

¿Falta poner más en valor al sector agroalimentario también?

Como dice mi cuñado “aquí cada uno va a lo suyo menos yo, que voy a lo mío”. Tal y como están las cosas, a veces parece un poco un sálvese quien pueda. Creo que sí que hay que unir y poner en valor a toda la cadena alimentaria. Es importante valorar a tu equipo, a tus agricultores, y a tu cliente que es el que te compra. Pero al final el que compra quiere ser más competitivo y aprieta, y esa carrera por la competitividad lastra la cadena por lo que es difícil mantener la armonía. Pero hay que tener mucha mano izquierda e ir viendo, no es todo blanco o negro.

«En el orden de valores de una empresa familiar la parte económica va siempre por detrás de la emocional, es algo muy importante, pero no es la primera.»

¿Crees que el clima está cambiando y que es un tema preocupante en el campo y en la industria agroalimentaria?

Sin duda. Esta semana pasada ha sido la recogida de la pocha y ha sido un desastre. La pocha fresca es el granito que está dentro de la judía verde, con 12 días más de maduración. Es más una verdura que una leguminosa. Con los golpes de calor de estos últimos meses, le han salido unas pequeñas manchas y en esto, nuevamente, la visión artificial nos ha ayudado mucho. Sin ella. localizar estos defectos sería inviable. Climatológicamente las cosas están cambiando, los cultivos se están acelerando y todo va más rápido.

La prontitud en la elaboración del producto desde que llega del campo es una máxima para Conservas Pedro Luis

En este sector la naturaleza marca el tempo más que en otros.

Plantación, riego, plásticos, fincas, es mucha inversión y en el momento en que o bien una plaga o un cambio brusco de temperatura o de precipitaciones afecta seriamente a un cultivo, ya son todo pérdidas. En los vegetales la prontitud en la elaboración es fundamental, la tecnología nos ayuda mucho a mantener esa calidad. Si la prontitud es fundamental, y los cultivos se aceleran, pero tus instalaciones no están preparadas para absorber una producción razonable, necesitas guardar el producto en cámara, y así envejece muy rápido y pierde la calidad. Por otro lado, a nivel medioambiental, sin duda hay que ponerse las pilas. Nosotros hemos invertido en placas solares tanto para fábrica como para almacén y hemos realizado una fuerte inversión en procesos de reutilización de agua y optimización de nuestros recursos hídricos. Las trazas alimentarias van al ganado, en definitiva, intentamos ser lo más sostenibles y generar la menor huella de carbono en nuestros procesos.

Natubé es la nueva gama de alimentos infantiles de Conservas Pedro Luis

Con la vista puesta en el futuro, ¿hacia dónde van vuestros pasos?

Pues una de nuestras últimas apuestas ha sido la alimentación infantil, con la marca Pedro Luis Natubé. Son cremas y “potitos” infantiles ecológicos recomendados para niños de más de 6 meses, elaborados a partir de ingredientes frescos y de temporada y que no contienen sal, gluten ni aditivos. También hemos estrenado una nueva gama de caldos de verdura, pollo, carne y pescado tanto en bio, como en convencional.

Colaboran con la ONG La Esperanza que coopera en países como Brasil, Sierra Leona, Kenia, India, Georgia, Costa Rica y México.

No solo estáis comprometidos con la sostenibilidad medioambiental, creáis riqueza y empleo en zonas rurales y colaboráis a nivel social en todo lo que podéis ¿Sois una empresa de fuertes valores?

Lo intentamos. Tenemos varios proyectos sociales con los que estamos muy comprometidos. El primero que realizamos fue a raíz de una visita a Sierra Leona, a una ONG con la que colaboraban mi madre y mi tía llamada “La esperanza”. Desde entonces. colaboramos con ellos para reforzar la alimentación y la educación en la infancia en regiones del país. Además, colaboramos con ADANO (Asociación de Ayuda a Niños con Cáncer de Navarra) con SARAY (Asociación Navarra de Cáncer de Mama) y con el CIMA y la Clínica Universitaria en proyectos de investigación de enfermedades.

El próximo 11 de noviembre recibiréis el premio Alimentos DNavarra que entrega Diario de Navarra al mejor transformado vegetal. ¿Un reconocimiento al esfuerzo de cada día?

Para nosotros es una gran alegría y estamos encantados, es un reconocimiento al trabajo y al compromiso de todo nuestro equipo. Aunque somos muy discretos, sin duda es un orgullo sentirte valorado, sabiendo todo lo que hay detrás.

Que supone para vosotros estar asociado a ALINAR

No solo es útil, si no que hoy es más que nunca necesario estar en contacto con otras empresas, y sentirse bien representado, para unificar fuerzas en este sector.