Santiago Salinas ha tomado recientemente el testigo como CEO de Eurochamp, una sociedad agraria de transformación que engloba a más del 70% de los cultivadores de champiñón de La Rioja y cuya producción se enfoca en la conserva. Desde su incorporación, ha mostrado una iniciativa clara en pro del sector, y en pro de la colaboración. Además, el pasado mes de octubre Eurochamp se convertía en nuevo miembro de la comunidad ALINAR. Hemos querido charlar con Santiago sobre su reciente incorporación, que ha coincidido con una coyuntura muy compleja y, también sobre la recién creada Mesa del Champiñón y La Seta de La Rioja, que pretende atacar de raíz la compleja situación que vive este sector en una comunidad en la que representa el segundo sector agrario por detrás del vino y el primero en empleabilidad.
Has recogido el relevo como CEO de Eurochamp en un periodo cuanto menos convulso ¿Cómo ha sido esta incorporación?
Me incorporé a Eurochamp en septiembre de 2022, tras una larga una trayectoria laboral en el mundo del vino en el que he trabajado en diversos puestos de dirección en grandes grupos bodegueros como Grupo Barón de Ley o Ramón Bilbao Vinos y Viñedos. Y la verdad es que mi incorporación ha coincidido con un periodo de crisis post pandemia económicamente difícil, y una situación complicada en general para el sector del champiñón. Esta coyuntura, también ha sido un fuerte impulso a la hora de ser proactivo en la propuesta de iniciativas que permitan dar los pasos correctos para el futuro no solo de Eurochamp, sino del sector en general.
Hablamos de subsectores agroalimentarios fundamentales para La Rioja: el vino, el champiñón y la seta ¿comparten más diferencias o más similitudes?
El vino es un sector diferente en muchas cosas, aunque el de la seta y el champiñón adolece de muchos de los problemas que yo ya había vivido previamente como la falta de relevo generacional o la falta de modernización de los procesos en la cadena… El vino es el mundo agro “con marca”, y el champiñón en conserva es más marca de distribución, lo que penaliza ostensiblemente los márgenes.
Venir de fuera del mundo del champiñón y la seta, por así decirlo, ¿te ha permitido tener una mirada fresca y poco viciada sobre la realidad del sector?
Detecté desde el principio que todo el mundo se conocía en la región pero que había muy poca comunicación entre los agentes del sector, exceptuando algún pequeño foro de conversación, pero que al final cada uno hacía “la guerra por su cuenta”. Me encontré un debate muy estéril sobre quién era el “propietario del valor del champiñón”, que, en este caso, estaba más enfocado en las plantas de compost. Para mí es realmente importante que el sector esté bien organizado.
El pasado 22 de junio tuvo lugar la reunión de constitución de la Mesa del Champiñón y la Seta de La Rioja ¿Cuál es motivo de creación de esta mesa y cuáles son sus objetivos?
Todo empezó en noviembre de 2022 en las Jornadas del Champiñón y la Seta de La Rioja, en las que coincidí con Carmen López de Murillas, consejera de Herchamp. Carmen es una profunda conocedora del sector, hija de uno de los grandes de este mercado en la comunidad. Yo era un recién llegado pero compartí con ella nuestra visión de la situación, y tanto ella, con un conocimiento mucho más potente, como yo, que venía de fuera con una visión diferente, coincidimos en que había que comenzar a dar pasos urgentes en pro del sector. La constitución de esta Mesa es una respuesta al consenso por parte de todos agentes de la cadena de valor del champiñón y la seta en La Rioja y se plantea como una herramienta que permita dar soluciones a muchos de los problemas que en lo que estamos inmersos.
Santiago Salinas, CEO de Eurochamp: «Para mí es realmente importante que el sector esté bien organizado.»
¿La Mesa ha sido uno de esos primeros pasos para mejorar esa comunicación intrasectorial que comentabas?
Necesitábamos urgentemente un foro con todos los agentes de valor del sector y esta Mesa va a ser precisamente ese foro recurrente de diálogo en el que poder plantear soluciones comunes y afrontar los retos. Esta Mesa debe de partir y mantener siempre la colaboración y el equilibrio entre sus partes, porque si desde el principio está viciada y algún agente se siente infrarrepresentado y sale, su efectividad para resolver los problemas se pierde.
¿Y cómo valoras la repuesta por parte de los diferentes agentes?
Yo creo que hay satisfacción generalizada porque el respaldo ha sido unánime. Quiero hacer hincapié también en el excelente trabajo que ALINAR ha realizado como nexo de unión entre empresarios y como respaldo a la creación de esta Mesa Sectorial. Paralelamente a la creación de la Mesa, ya se estaba planteando entre los diversos agentes la necesidad de crear una hoja de ruta para el sector, y ya habíamos ido dando pasos con la Dirección General de Agricultura en este sentido. Este es ahora el siguiente objetivo.
Precisamente, hace unas semanas, mantuvisteis una reunión con Gonzalo Capellán, presidente del Gobierno de La Rioja y Noemí Manzanos, consejera de agricultura. Tú asististe como representante de la industria agroalimentaria. ¿Cómo valoras esa reunión?
En esta reunión pudimos trasladar al ejecutivo todas estas cuestiones relativas a la constitución de la Mesa, a sus objetivos y preocupaciones, y nos trasladaron una valoración muy positiva sobre la creación de la misma, ya que, entre otras cosas, les permite tener un interlocutor transversal del sector. Hemos contado con el respaldo por parte del Gobierno de La Rioja y esta es una muy buena noticia, porque nos transmite confianza en que el sector va a empezar a ocupar el sitio que le corresponde entre las prioridades del gobierno autonómico.
Desde el Ejecutivo autonómico han confirmado también que ya han dado los primeros pasos para la ejecución del Plan Estratégico del Champiñón y la Seta en la comunidad, y que prevén que esté finalizado para el primer trimestre de 2024. ¿Por qué es tan importante la creación de este plan?
La encomienda del plan quedó consensuada y firmada y eso ya es un paso muy importante porque materializa y asienta las bases para afrontar esa hoja de ruta que comentaba. La creación del Plan Estratégico para el sector es una herramienta a mi juicio vital, y nos alegra que se esté agilizando, pero requiere garantizar el equilibrio entre todos los eslabones de la cadena de valor para que este Plan no refleje solo a una parte concreta.
¿Hay consenso también sobre esa hoja de ruta?
El Plan Estratégico es ahora mismo una página en blanco que habrá que dar forma entre los integrantes de la Mesa. Por mi experiencia profesional previa, soy plenamente consciente de la importancia de la previsión y de los planes estratégicos, y para que sean efectivos, hay que mirar 360 grados. No se puede planificar una hoja de ruta sectorial sin contar con todos los agentes implicados. Con la colaboración y el diálogo de todos y todas, y el respaldo del Gobierno, sin duda va a ser una hoja de ruta muy relevante. No olvidemos que somos el segundo sector agrario por detrás del vino, con menos márgenes de facturación que éste, pero con más peso a nivel de empleo. Generamos más de 3.500 puestos de trabajo.
Ante tiempos convulsos, la importancia de colaborar. ¿Es la colaboración un aspecto para ti clave?
Vivimos en un mundo en el que individualmente no eres nadie, la necesidad de colaboración, de formar parte de asociaciones y de estar integrado en una comunidad, te permite enfocarte en la dirección correcta e ir adaptándote a los cambios. Incluso aun siendo competencia directa de muchas empresas, eso no implica que no podamos sentarnos a hablar, ayudarnos y afrontar de la mano muchos retos compartidos.
Has comentado varias veces esos problemas que os están impactando específicamente. ¿Cuáles son?
Los dos problemas más urgentes que afronta el sector de la Seta y el Champiñón son la situación de la paja y la prohibición del uso de fitosanitarios por parte de la UE.
Antes de profundizar en ellos. ¿Cómo funciona vuestro proceso de producción del champiñón?
En Eurochamp integramos la cadena de valor del champiñón desde los cultivadores hasta el cliente, esto engloba las plantas de compost, cultivo del champiñón, plantas de transformación y envasado, y el centro de etiquetado y logística. El primer paso es producir el sustrato, ese compost está formado por paja, que aporta fibra y azúcares para su desarrollo, y excrementos de gallina, que aporta nitrógeno. En él se incluyen las semillas con el micelio y, a partir de ahí comienza a germinar. Luego incorporas la turba y ya tienes por así decirlo tu “bosque”. De ahí nacerán los primordios, que se dejarán crecer de una manera u otra en función de si están destinados a fresco o a conserva. Posteriormente, el producto pasa a nuestras líneas de producción donde se lavará y seleccionará para posteriormente ser escaldado y enlatado.
¿Qué papel tiene el compost en el cultivo de la seta y el champiñón?
Es vital. De su calidad depende en gran medida la del producto final y también determina la productividad. Dentro del compost tenemos la fase dos, que es un tipo de compost muy básico y que prácticamente sólo manejamos en La Rioja. Este es un compost que no da rendimiento en sus dos primeras semanas de vida. Luego está el compost de fase 3, con él esas dos primeras semanas se reducen a días y, además, la afectación de plagas es menor, y si las hay son más fáciles de controlar. Ante la complicada situación que estamos manejando, la apuesta por la modernización en el compost es fundamental para el sector en la comunidad.
Volviendo a esos dos problemas prioritarios para el sector. Hace poco que entró en vigor la prohibición en la UE del uso de un fitosanitario muy importante en el cultivo del champiñón. ¿Qué ha supuesto esta medida?
La prohibición del uso de fitosanitarios ha generado una pérdida de rendimiento en los cultivos de entre 1 y 1.5 kilos de producción por paquete de compost. Por poner un ejemplo, en un estándar de un paquete de 20 kilos, sería necesario sacar un rendimiento de 6.5 kilos, y ahora estamos rondando los 5 o 5.5 kilos, porcentualmente es una pérdida importantísima. El fitosanitario que han prohibido desde la UE no solo se utiliza para la plaga recurrente del pelo, sino que también lucha contra la plaga de la mole, que es para mí aún más importante.
«La prohibición del uso de fitosanitarios ha generado una pérdida de rendimiento en los cultivos de entre 1 y 1.5 kilos de producción por paquete de compost.»
¿Cómo afecta esta plaga de la mole?
Esta plaga impacta en los momentos climatológicos más desfavorables, cuando hace calor, provocando no solo pérdidas de rendimiento, sino generando también un miedo en los cultivadores que prefieren no cultivar en esos periodos de calor, (que cada vez entran antes y terminan más tarde) con el impacto en la producción que esto genera y la consecuente falta de stock. El cultivo del champiñón y la seta es industrial, por lo que el cultivador puede decidir cuándo cultiva y cuando no. Al final, todos peleamos por la misma materia en una escalada de precios estéril, porque el cultivador no va a subir su producción para evitar riesgos.
En 2021 la plaga del pelo afectó seriamente la producción con pérdidas del 15%
Sí, fue un pico importante que mermó fuertemente en la campaña. En la mesa de la Sanidad Vegetal de 2021, que se convocó coincidiendo con esta plaga del Pelo, ya sabíamos que no íbamos a poder contar con el fitosanitario por la prohibición de la UE. Cuando tienes un fitosanitario ya tienes que estar buscando el siguiente porque o bien las plagas se hacen inmunes o las normativas cambian.
¿Hay alguna solución ahora mismo viable para estas plagas?
De momento no. Además, como la Agenda 2030 plantea que el 50% de los fitosanitarios dejen de ser químicos, las grandes casas de fitosanitarios solo van a dejar los que ellos llaman “los blockbusters”, es decir, lo que les dan muchos beneficios, por lo que los más específicos y residuales, como los destinado a nuestro sector, desaparecen. Otro problema añadido es que, a diferencia de otros países, España no ha solicitado prórrogas al uso de estos fitosanitarios. Un año de prorroga en el sector en esta coyuntura, supone solo en Eurochamp más de 5 millones de kilos de champiñón perdidos. Aquí vuelve a cobrar importancia la Mesa y el Plan Estratégico del sector. Ahora estamos pendientes por si surge un nuevo producto, y en este caso, pretendemos hacer fuerza para solicitar esas prórrogas a tiempo. En cualquier caso, debemos avanzar hacia el uso de fitosanitarios biológicos, y estamos en contacto con alguna empresa potente para dar pasos en este sentido.
Vamos ahora con la paja, es fundamental en vuestro sector. ¿Cómo está la situación?
Ahora mismo es que no se sabe si va a haber paja para todo el mundo. Al cereal le afecta mucho la sequía al ser de secano, las producciones de la mitad sur de España han desaparecido, y se ha tensionado mucho el mercado. Nosotros estamos cerca de la cuenca de Pamplona que es un pequeño “oasis”, pero es que todos los camellos estamos yendo a ese mismo oasis a beber.
Teniendo en cuenta las previsiones climatológicas a medio plazo, no parece que el problema con la paja vaya a ser solo algo que suceda aisladamente este año.
Totalmente. Por eso estamos planteando soluciones. Las plantas de biomasa están saliendo como setas, nunca mejor dicho, y esto se está convirtiendo en una amenaza para nuestro sector y también para la ganadería. Una incineradora de biomasa puede consumir 210 toneladas de paja al año, la demanda de todo el sector aquí en La Rioja es de entre 90.000 y 96.000 toneladas al año. Lo importante no es solo abrir ayudas concretas para los cultivadores para este año, que sin duda son vitales, sino que necesitamos una legislación que proteja al sector primario, como la que hay en Francia, y que priorice esta paja para su destino a la agricultura y la ganadería cuando se da esta escasez.
«Una incineradora de biomasa puede consumir 210 toneladas de paja al año, la demanda de todo el sector aquí en La Rioja es de entre 90.000 y 96.000 toneladas al año.»
Si la Mesa se hubiera constituida previamente a esta crisis ¿es posible que muchos de vuestros problemas hubieran minimizado su impacto?
En algunos casos sí. Con estas cosas te das cuenta de la fuerza que tiene esta unión. Esta Mesa que hemos constituido debe ser solo el primer paso hacía una interprofesional nacional en el corto plazo. El Champiñón por ejemplo se produce en La Rioja y en La Mancha, y tenemos problemas equivalentes y comunicación fluida, unirnos generará fuerza. 2023 debe ser el año de los cambios estratégicos en el sector.
«Esta Mesa que hemos constituido debe ser solo el primer paso hacía una interprofesional nacional en el corto plazo.»
¿Cuáles son las zonas de producción aquí en La Rioja?
Se localizan en la Baja Rioja, que engloba a tres pueblos Ausejo, Pradejón y Autol.
¿Cómo comienza la historia de Eurochamp?
Eurochamp nació de la fusión de las cooperativas Unichamp (Ausejo) y Champiunión (Autol) en 1999, dos cooperativas riojanas especializadas en champiñón fundadas en los años 70, y que desde 1984, ya comercializaban champiñón en conservas en el mercado internacional. Posteriormente, en 2011, Eurochamp firmó un acuerdo estratégico con Ayecue para integrarse en el Grupo Riberebro, una integración que llegó a su fin con la compra de nuevo por parte de Eurochamp, el 24 de mayo de 2021, del fondo de comercio y los activos vinculados al negocio del champiñón en conserva y el centro logístico de Alfaro (La Rioja) al Grupo Riberebro.
¿Cómo es vuestra estructura?
Eurochamp SAT es una sociedad agraria de transformación formada por socios que su vez, en muchos casos, son socios de otras cooperativas de plantas de compost. Los cultivadores seleccionan las semillas, los paquetes de compost y realizan el cuidado y el manejo del producto, que difiere en función de si es destinado al fresco o a la conserva. En Eurochamp solo comercializamos champiñón en conserva y vendemos a terceros comercializadores nuestra parte de champiñón fresco. Tenemos aproximadamente 120 cultivadores, 2 plantas de fabricación y el centro logístico. Producimos de media al año 35 – 40 millones de kilos de champiñón, algo más de la mitad de lo que produce toda La Rioja.
¿En qué canales trabajáis?
En todos los canales de distribución; retail, food service e industria y con champiñones en conserva, blancos o Portobello, enteros o laminados. También producimos y comercializamos champiñón con la certificación ecológica de la Unión Europea.
¿Difiere el proceso entre el fresco o la conserva?
El fresco requiere mucha más mano de obra que el de conserva, y con una producción inferior a la de conserva. La conserva, manteniendo los estándares de calidad, debe enfocarse en obtener un mayor rendimiento. En el proceso de cultivo difiere también en que el destinado a conserva se recoge una gran cantidad en dos días, y el de fresco se recoge menos cantidad, con más asiduidad.
¿Cómo son vuestros champiñones?
Pues defendemos unos estándares de calidad altísima, en parte porque controlamos todo el proceso y porque nuestros cultivadores son expertos desde hace más de 50 años. Nuestros champiñones se elaboran en escasas horas desde que son recogidos por lo que mantienen todas sus cualidades que son muchas.
¿Conocen los y las consumidoras realmente qué aportan a nivel nutricional?
Los champiñones cultivados contienen altos niveles de vitaminas y minerales, y aportan cantidades significativas de antioxidantes, pocas calorías, además de ser una buena fuente de proteínas (los champiñones blancos aportan 3 gramos de proteínas por cada 100 g, una cantidad que solo igualan las verduras como el brócoli o las espinacas). Ahora hay una campaña del Grupo Europeo de Productores del Champiñón (GEPC) que está enfocada precisamente en comunicar sus beneficios.
¿Cuántos empleos directos e indirectos generáis?
Más de 270 empleos directos, aunque fluctúa por campañas. Socios tenemos 120, rondaríamos 10 o 15 personas más por cultivador.
«Los champiñones cultivados contienen altos niveles de vitaminas y minerales, y aportan cantidades significativas de antioxidantes, pocas calorías, además de ser una buena fuente de proteínas»
El problema de la falta de mano de obra es estructural en el sector agroalimentario, así como en el campo. ¿Qué dificultades encontráis en vuestra empresa?
Normalmente en los cultivos las personas que viene a cubrir las campañas son de fuera, de Marruecos o Rumanía. A nivel industrial, la mano de obra poco cualificada es increíblemente volátil y con unas cifras de absentismo brutales. Y en cuanto a la mano de obra cualificada, no hay, literalmente. Creemos que la industria agroalimentaria está desprotegida, y que no hay normativas que permitan a las empresas tener herramientas para afrontar esta realidad. En nuestra zona cada vez hay menos escuelas de formación profesional, y se trata de un tema importante en el que podríamos profundizar. ¿En qué se están especializando las empresas de formación profesional? El sector necesita urgentemente formación específica.
Desde el inicio de la pandemia hemos vivido casi dos años de inestabilidad, inflación global y cambios normativos. ¿Cuál ha sido vuestro mayor dolor de cabeza?
La pandemia para el champiñón en conserva fue buena, pero ahora estamos en la fase post pandemia. La inflación que más nos ha pegado ha sido la de los envases y la energía. Trabajamos principalmente en lata, que ha subido su precio exponencialmente, pero el mayor problema es que nuestros cultivos son hiper demandantes de energía. Se necesita una temperatura estable según su fase. En este sentido, no habernos adelantado a esta modernización en el compost nos ha penalizado. Operar con fase 2 requiere unas condiciones ambientales específicas, que difieren de las de la fase 3, que son bastante opuestas, con el coste energético que supone pasar de una a otra fase.
Eurochamp ha consolidado una posición de liderazgo a nivel nacional en la categoría de champiñón en conserva, pero también sois un importante operador a nivel internacional. ¿Con qué países trabajáis?
Vendemos aquí en España el 36 % de nuestra producción, y operamos en Francia, Portugal, Italia y EEUU.
«A nivel industrial, la mano de obra poco cualificada es increíblemente volátil y con unas cifras de absentismo brutales. Y en cuanto a la mano de obra cualificada, no hay, literalmente.»
¿Cómo está el mercado internacional con este panorama de tanta inestabilidad?
Nuestros principales competidores son Holanda y Polonia, una competencia que no tiene que lidiar este año con ninguno de los problemas de los que hemos hablando anteriormente. Por otro lado, hace menos de un año que un fabricante de EEUU comenzó un proceso de antidumping contra los países productores europeos; Francia, Holanda, Polonia y España. Se aplicaron unas tasas que afectaron con más fuerza a unas empresas que a otras, lo que ha provocado una fuerte convulsión en el mercado internacional. El mercado americano estaba casi en manos de los holandeses, principalmente de una empresa holandesa – polaca, y quien operaba anteriormente con fuerza en el país, se está reenfocando ahora en Europa. Polonia tiene una fuerza muy importante en el sector a nivel internacional y Francia está protegiendo muy bien la comercialización de sus productos a nivel interno. Nosotros tenemos mejor producto, de mayor calidad, pero debemos comenzar a defenderlo dentro y fuera de nuestras fronteras.
¿Cómo ves el futuro de la industria agroalimentaria y más concretamente, el del champiñón?
El futuro del mundo agro pasa por tener una mayoría de cultivadores con mentalidad y formación empresarial, acompañados de fuerte inversiones en modernización, innovación y profesionalización del sector, que cuenten con una buena planificación y con un sólido apoyo institucional. Las cooperativas, por ejemplo, han cambiando mucho. Antiguamente eran el punto de descarga, el almacén. Su evolución las llevó a la comercialización y a tener un nivel de facturación notable, pero en muchos casos, aún falta esa visión empresarial del campo, y se necesita dar un avance en este sentido. Además, para llegar a la modernización del mundo agro es necesaria la colaboración, que bajo mi punto de vista, requiere compartir el éxito y el conocimiento.
«Nuestros principales competidores son Holanda y Polonia, una competencia que no tiene que lidiar este año con ninguno de los problemas de los que hemos hablando anteriormente.»
¿Por qué crees que formar parte de ALINAR puede genera un valor añadido a una empresa agroalimentaria?
Yo creo que lo primero es que ALINAR es un importante foro de encuentro y debate entre empresas que tenemos las mismas inquietudes y problemas, así como un eficaz foro de colaboración. Además, ALINAR es un agente de representación fundamental con quienes nos legislan. Teniendo en cuenta que el sector agroalimentario está hiper legislado, es vital tener una herramienta potente para realizar esa interlocución con las administraciones. Somos el país de las autonomías, por lo que esa capacidad debe darse en todos los niveles, local, regional, nacional y europeo.
Entonces ¿puede haber colaboración entre empresas que son competencia en el mercado?
En mi opinión puede y debe. Hay que saber diferenciar cuando sales al mercado a competir, y saber después volver sentarte a debatir y solucionar dramas compartidos, incluso temas propios de mercado, porque muchas veces compartes competidor externo que está perjudicándote a ti y a tu competencia más cercana. La innovación, por ejemplo, es un importante ámbito en el que cooperar. Trabajando en el sector del vino mi competencia directa estaba sufriendo un abuso por un proveedor vidriero que le pedía un aumento importante de precio de las botellas. Yo le cedí mi stock y con esa colaboración, impedí que un vidriero explotara una mala situación de mi competencia para subirle el precio. Además, así estaba controlando el precio de esas botellas, si yo no le hubiera ayudado, al siguiente al que iba a subir el precio sería a mí.