Sara Jiménez, Conservas Rosara: «es inviable tener contratos previos a la compra de cada uno de los ingredientes que utilizamos»

Evaristo Jiménez, fundador de Conservas Rosara, junto a dos de sus hijos Sara y Saúl

 

Desde su nacimiento, hace más de 35 años, en Conservas Rosara tuvieron claro que la calidad sería su buque insignia. Evaristo Jiménez, su fundador, recuerda que desde el principio quiso “hacer en la conserva algo que nadie hacía y me decían, pero ¿a dónde vas?”. Evaristo y su mujer Isabel comenzaron de manera artesanal a embotar el producto de temporada en Andosilla y su empresa, ahora capitaneada por sus hijos Sara, Saúl y Pablo, ha llegado a convertirse en un referente en el mundo de las conservas gourmet. El mismo Chef José Andrés asegura que es una de sus marcas favoritas, y los productos de Rosara pueden comprarse en su mercado Little Spain de la ciudad de Nueva York. Muchos años de esfuerzo y mucha dedicación los han llevado hasta donde están. Si le preguntas a Evaristo por su horario en toda una vida dedicada al negocio familiar responde: “No he tenido horario. Desde las 5 de la mañana, muchos días hasta las once de la noche o más, fines de semana también y ¿vacaciones? Pocas”. Hoy hablamos en profundidad con Saúl (director de I+D y Marketing) y Sara (directora financiera) sobre su empresa familiar. Evaristo, que ya ha cedido los mandos, sigue presente en la actividad diaria de la empresa, porque afirma, le da “mucha alegría”.

Conservas Rosara está ubicada en Andosilla, Navarra y nació hace 37 años

Vuestra marca nace en 1986. ¿Cómo ha sido el camino para llegar hasta aquí?

Saúl: Empezamos como Apple, en la bajera de casa, como muchas empresas en esta zona. Yo recuerdo, era muy crío, que no teníamos ni autoclave, hacíamos pimiento y lo llevábamos a envasar. Santiago, dueño entonces del restaurante la Cepa de Donostia, que aún está abierto, tenía mucha confianza con mi padre, y nos ayudaba, nos adelantaba dinero para poder proveerle de conserva, porque no teníamos nada. Llevábamos los botes a cocer a otro amigo que se llamaba Romeo, que tenía una fábrica de conservas y nos los cocía.

Sara: Eran los años 80 y veníamos de una recesión muy fuerte, el interés estaba por las nubes…

¿Teníais cultivos propios?

Saúl: Nunca hemos tenido campo, nosotros comprábamos pimiento y tomate a los agricultores de la zona y lo elaborábamos, eso sí que era casero de verdad. Después ya en 1986 establecimos la fábrica, y empezamos en una fábrica que primero era alquilada, tenemos la foto en el despacho para que no se nos olvide de dónde venimos.

Sara: El Gobierno de Navarra nos cedió una marca que ya estaba en uso, “El Sotillo”, y con ella empezamos a distribuir. Ya al año empezamos con Rosara.

 

El nombre de la empresa es una mezcla del nombre de Sara, hija de Evaristo, y de la primera empresa en trabajó.

¿De dónde viene el nombre Rosara?

Saúl: Es una mezcla del nombre de mi hermana Sara, y de la primera fábrica dónde trabajó mi padre, “El Rosal”.

Sara: En “El Rosal” mi padre empezó con 14 años. Entonces no había medios, pero sí mucha creatividad.

Cada día hay menos cultivo de fruta y hortaliza y el relevo generacional en el sector primario es un problema estructural. ¿Estáis notando disminución o falta de materia prima?

Sául: Hemos tenido años terribles, no había oferta por las malas cosechas o plagas, que agudizaban la complicada situación de esa falta de relevo y de profesionales del campo que comentas. Aunque la mecanización está ahí, hay productos como el pimiento que no se pueden mecanizar en su recogida.

Nuestros productos estrella navarros como la alcachofa, el espárrago y el piquillo de Lodosa, son delicados y requieren mucha mano de obra. Entiendo que aún más dificultad para encontrar quién apueste por cultivarlos.

Saúl: En el campo hay un doble mercado. Cuando hay poco, se vende muy bien en fresco, que es donde el agricultor obtiene mayor rentabilidad, pero cuando hay cantidad, somos las fábricas las que absorbemos ese excedente de producción. Ese era el sentido de la conserva precisamente, aprovechar todo lo que nos daba el campo.

Sara: Cada vez cuesta más encontrar a gente dispuesta a trabajar en el campo, especialmente en la recolección de las hortalizas, es un trabajo duro y que atiende a una temporalidad. Sin duda esto es uno de los principales motivos por los que los agricultores reducen sus extensiones de cultivo año tras año.

Evaristo Jiménez: “No he tenido  horario. Desde las 5 de la mañana, muchos días hasta las once de la noche o más, fines de semana también y ¿vacaciones? Pocas”

En su página web www.rosara.se pueden adquirir todos sus productos

¿Nos falta valorar y cuidar más lo nuestro en todos los ámbitos?

Sara: Un agricultor nos comentaba que, desde los años ochenta ha estado cobrando la borraja al mismo precio, sólo en ésta última campaña se ha visto repercutido un aumento. Esto es impensable en cualquier otro sector. En la agricultura los ciclos no se miden anualmente como en la empresa, son ciclos de unos cinco años. Te puede salir un año muy bueno, y luego dos años regulares y otros muy malos. Tienes que estar muy pendiente de la climatología y mirar el computo de varios años, si lo miras a corto plazo claramente no apuestas por la agricultura.

Saúl: Recuerdo una anécdota que me contó un amigo, se me quedó grabada. Cuando nos proveía de pimiento del piquillo de Lodosa D.O., vio a otro agricultor que también trabajaba con piquillo de Lodosa salir con un montón de bandejas de pimiento de Perú del supermercado. Le preguntó; “¿Dónde vas con eso?”, el agricultor le contestó que estaba muy barato. Mi amigo le recordó; “¿Luego querrás vender tu pimiento a buen precio?”

¿Qué ayudas necesita el sector agroalimentario hoy?

Sara: Creo que cada empresa o negocio debe tener su propio enfoque de qué es lo que quiere llegar a ser, que el hecho de que haya o no una ayuda para algo concreto que no va a ‘servirte’ puede que llegue a generar más problemas que soluciones, o directamente no logre una mejora sustancial de tu competitividad. Los verdaderos logros son siempre producto de nuestro esfuerzo y capacidad de ingenio, apuesto por el trabajo.

Sara Jiménez: «Cada vez cuesta más encontrar a gente dispuesta a trabajar en el campo, especialmente en la recolección de las hortalizas, es un trabajo duro y que atiende a una temporalidad. Sin duda esto es uno de los principales motivos por los que los agricultores reducen sus extensiones de cultivo año tras año.»

¿Os está afectando el problema de mano de obra en el sector?

Saúl: Somos atípicos porque nosotros trabajamos durante todo el año, nuestra mano de obra es de confianza, es personal indefinido, de toda la vida. Tenemos personas que llevan trabajando con nosotros 30 años, Isabel, por ejemplo, que era la cocinera está desde que empezamos y se jubiló hace poco.

¿Cuántas personas trabajáis en Rosara?

Sara: Somos unas 32 personas

Inestable escenario el que estamos viviendo en general. ¿Complicado también gestionar una empresa en esta coyuntura?

Sara: La incertidumbre es el peor de los escenarios al que nos podemos enfrentar, siempre alienta al pesimismo y a la desesperanza. Hay que tener en cuenta que acabamos de salir de una pandemia en la que muchos negocios se han caído y los que han subsistido se encuentran con la guerra en Europa, la crisis energética, etc. Sin embargo, la industria agroalimentaria en general ha salido reforzada de esta crisis.

Conservas Rosara elabora casi la totalidad de sus 160 referencias

Elaboráis alcachofa D.O, espárrago IGP. y piquillo de Lodosa D.O, pero ¿tenéis muchos productos más?

Sara: Tenemos 160 referencias y casi la totalidad, excepto algún producto muy concreto como las anchoas, las elaboramos aquí.

Entiendo que habéis apostado por diversificar vuestra producción en vuestro modelo de negocio

Saúl: Mis padres siempre lo tuvieron muy claro y fueron muy coherentes, ambos sabían que no podía entrar a competir con grandes volúmenes. Mi padre trabajaba como encargado de producción en una fábrica de conservas que se llamaba “Ambrosi”, que fabricaba muchas toneladas de fresa, tomate, espárrago, alcachofa marinada… que se exportaban a EEUU. En seguida vio que ese era un camino difícil, porque o te especializas mucho en un único producto, con el riesgo que eso implica, o si no tienes que intentar hacer algo con mucha calidad, pero menos volumen, con más referencia y más posibilidades.

Saúl Jiménez: Somos atípicos porque nosotros trabajamos durante todo el año, nuestra mano de obra es de confianza, es personal indefinido, de toda la vida.

En Rosara elaboran recetas propias como estos calabacines rellenos de bechamel de boletus

Sara: Apostamos y estamos enfocados a un producto gourmet de mucha calidad. Es coherente tener poco volumen, pero si mucha variedad.

No sois conservas Rosara, sois Conservas Artesanas Rosara, y subrayo lo de artesanas.

Saúl: Como visión de empresa nuestro objetivo es ser siempre ser los mejores en calidad, no ser los que más vendemos. Se trata de vender mejor, no más.

Sara: Al ser una empresa familiar, vemos este proyecto a largo plazo, entendemos que si lo haces realmente bien tienes muchas más opciones de mantener tu mercado y clientes más fieles, que si haces el producto 5 céntimos más barato.

He visto en vuestra web que en EEUU colaboráis con el famoso Chef José Andrés.

Saúl: José Andrés apostó por nuestras conservas, y le gusta cómo hacemos las cosas. Es una de las personas que más ha hecho por la gastronomía española fuera de nuestras fronteras. En el mercado de Nueva York, Little Spain, la lenteja y el garbanzo que tienen es nuestra. El pisto, y la escalivada, el tomate frito también. Lo elaboran como cobranding, pone su marca y la nuestra.

Sara: Nuestra calidad no viene solo por la selección de los frutos, sino también por su elaboración cuidada y que respeta lo más posible el guiso y receta que seguirías en tu cocina de casa.

Saúl Jiménez: José Andrés apostó por nuestras conservas, y le gusta cómo hacemos las cosas

El reconocido chef José Andrés colabora con conservas Rosara y le gustan especialmente su legumbres

 

¿A qué más países exportáis?

Sara: Francia, EEUU, Costa Rica, Panamá, Australia… Andamos en un 20% de exportación, y es un porcentaje que queremos ir ampliando. Francia es sin duda el más difícil.

Muchas empresas nos comentan que Francia es un mercado complicado.

Saúl: Es un país muy exigente, saben comer muy bien. Hemos abierto la web para vender en el país, y sí que vemos que tenemos una ventaja competitiva como navarros. No sé si sabes que el cargo de presidente de la República Francesa se jura por Francia y por Navarra.  Incluso hay un dicho francés que dice; “Esto pasa aquí y en Navarra”, como diciendo que pasa en todos los lados.

Sara: En Francia conocen el Piquillo de Lodosa mejor que muchas personas en España. Tenemos con nuestro país vecino una conexión histórica y cultural, y valoran mucho nuestra gastronomía. Además, conseguimos el distintivo del ‘Gallo de Oro’ a la calidad en la prestigiosa guía de los productos gourmets ‘Guide des Gourmands’ en 2008.

¿Son consumidores más exigentes que los españoles?

Saúl: No. La cuestión es que es un error infravalorar el gusto del consumidor. Yo creo que los consumidores al final, abren el producto, lo van a probar y van a decidir con mucho criterio si está bueno o malo. Lo que no puede ser es que un garbanzo que los estás vendiendo a un precio muy bajo sea lo mismo que el producto que hacemos aquí.

Sara Jiménez: «entendemos que si lo haces realmente bien tienes muchas más opciones de mantener tu mercado y clientes más fieles, que si haces el producto 5 céntimos más barato.»

Esta es una pregunta ya muy recurrente, pero ¿cómo os ha afectado esta subida de costes que estamos viviendo en el sector?

Sara: Nosotros, gracias a Dios, no nos cambiamos a gas, porque entonces ya hubiera sido todavía, pero, pero aun así el aumento del precio de la electricidad ha sido excesivo. Junto con el gasoil, los costes energéticos han sido las subidas que más nos han afectado, se ha multiplicado por 3 el gasto mensual. Luego están las subidas del vidrio, que han registrado como 3 o 4 subidas a lo largo del pasado año y de éste, con una media de más del 32%, y la hojalata con más de un 50%. En el frasco de ½ el impacto ha sido muy fuerte, de unos 20 céntimos. Las tapas, el papel, el cartón, las cajas. Y por supuesto, las materias primas como los pimientos, espárragos, tomates, alcachofas… es todo.

En Conservas Rosara elaboran el pimiento piquillo de Lodosa asado a llama

¿Muchas trabas administrativas nuevas para un sector con demasiadas subidas de costes y materias primas?

Sara: La ley de la Cadena Alimentaria no facilita para nada la operativa, es inviable tener contratos previos a la compra de cada uno de los ingredientes que utilizamos. Que además se deban digitalizar y depositar en una Web del Ministerio, no creo que sirva ni para dar más transparencia a las relaciones comerciales ni seguridad en la ejecución de los contratos con el sector primario. La excesiva burocratización no nos hace ni ser más competitivos ni eficientes, sino todo lo contrario.

El funcionamiento de la cadena alimentaria está sin duda en el foco mediático, control de precios, la distribución cuestionada… ¿Parece que la ley de la cadena no está funcionando?

Sara: La ley de la cadena no solo regula los intercambios entre el sector primario y el productor, sino los realizados en toda la cadena agroalimentaria. Mi padre lo entendió desde el principio; “¿a cómo está el precio?, venga pues yo te voy a pagar un poco más, porque me has traído buen fruto y quiero que me lo traigas el año que viene”. En nuestro caso, el precio nos lo ponen los agricultores, y a nosotros nos interesa pagar el precio que corresponda porque queremos que nos suministren, ir de la mano y que cultivar les salga rentable. Como ya hemos comentado, para nosotros prima la calidad de la materia prima. Pero hasta que no se termina la campaña muchas veces no sabemos lo que vale el producto.

Saúl Jiménez: «Como visión de empresa nuestro objetivo es ser siempre ser los mejores en calidad, no ser los que más vendemos. Se trata de vender mejor, no más.»

Su bonito y ventresca del norte en aceite de oliva también se elabora en las instalaciones de Andosilla

¿Vosotros habéis podido repercutir todas vuestras subidas de costes productivos?

Sara: No, que va, para nada.

¿Están las ayudas realmente enfocadas a modernizar el sector agroalimentario y el campo?

Sara: La capacidad de emprendimiento siempre ha sido el mejor valor para la modernización del sector agroalimentario y del campo. Ahora no hay duda que en el campo o te profesionalizas o no hay futuro. El relevo generacional en la agricultura es fundamental para nuestro sector, pero lo tiene muy difícil. Los nuevos cambios fiscales por ejemplo en Navarra, penalizan seriamente la rentabilidad de los agricultores y si a esto le sumamos la dificultad de contratación en las labores del campo, creo que vamos a sufrir un problema grave de abastecimiento. Se debería trabajar en política en determinar una estrategia a medio-largo plazo y menos en ayudas corto-placistas.

Hay problemas estructurales en la industria agroalimentaria que requieren actuaciones urgentes, y el agua es uno de ellos. ¿Parece que el Canal de Navarra por fin retoma su camino?

Sara: Llevamos con problemas de riego en algunas zonas de Andosilla más de diez años. Aquí no podemos cultivar pimiento del Piquillo porque no podemos regar, por tanto, estamos deseando de que finalmente se construya y atienda la necesidad urgente…, por otro lado, es una pena que este proyecto llegue en las puertas de la jubilación de muchos agricultores que desalentados por tanto retrasos, ya ni lo viven con ilusión.

¿Los cambios en la climatología os preocupan también?

Sara: Siempre ha habido ciclos, en un ciclo de 5 años tenías años más complicados o menos climatológicamente hablando. Pero es cierto que estamos viviendo unos años de sequía muy malos, y con la imposibilidad de regar, por lo menos en esta zona, hace aún más daño..

Diego Galilea, director general de ALINAR, charla con Evaristo y Sara Jiménez a las puerta de su fábrica

Vosotros sois parte de una empresa familiar, si no fuera así ¿os plantearíais ahora emprender?

Sara: Para mi crear una industria desde 0 ahora sería inviable, no se me ocurriría. La administración es un gran impedimento para hacerlo, excesiva burocratización, poca o nula conexión entre los distintos departamentos…

¿Qué os aporta formar parte de ALINAR?

Sara: Es que es fundamental para el futuro del sector. La Asociación es quién puede decir a las administraciones que por ahí no, que ese no es el camino.

Saúl: ¿Quién va a defender nuestros intereses sino? Una asociación no puede solucionarte todos los problemas que tienes que abordar el día a día, eso es imposible. Pero necesitamos una voz que ponga sobre la mesa lo que el mercado, el entorno y, muchas veces la política, nos ponen.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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