Benito Jiménez, CEO y presidente de Congelados Navarra

El pasado ejercicio 2021 nuestra empresa socia Congelados de Navarra a vuelto a la senda del crecimiento sólido, impulsado por la recuperación global del canal foodservice y por la aceleración de su recorrido en Norteamérica, como principales motores de su actividad, lo que se ha materializado en una evolución a ritmo de dos dígitos tanto en terceros mercados como en el contexto nacional.

Nos hacemos eco de la entrevista realizada por Benito Jiménez, presidente y CEO de la compañía, para Alimarket en la que analiza la situación de esta empresa  y la complicada coyuntura en la que se desenvuelve el sector actualmente.

Alimarket Gran Consumo: Tras un ejercicio 2021 de vuelta a un crecimiento robusto, y prácticamente recorrido ya el primer
semestre de 2022, ¿se mantiene la tendencia positiva en vuestra actividad?

Benito Jiménez: Este año volveremos a crecer en ventas por encima del 10%, creo que estaremos alrededor de un +15%. La demanda se está comportando bien, tanto a nivel nacional como internacional. Fuera de España, nuestro negocio será superior al del año pasado. Si en 2021 estuvimos cerca de generar el 60% de nuestro negocio en el mercado internacional, este año vamos a lograr superar el 65%. La tendencia es de claro crecimiento en exportación.

A.G.C.: Recientemente habéis abierto una oficina comercial en Canadá, y ya contabais con una filial propia en EE.UU., confirmando que Norteamérica es uno de vuestros mercados preferentes de crecimiento. ¿Qué estrategia va a seguir la   compañía para expandir su presencia en estos mercados?

B.J.: En principio vamos a seguir creciendo como hasta ahora. No planteamos ninguna inversión en crecimiento inorgánico y tampoco está prevista la instalación de medios productivos en Norteamérica, un mercado donde incluimos EE.UU., Canadá y también México. Actualmente, la única sombra que pueden tener esos mercados es que el incremento de costes en Europa afecte de una forma diferente en Norteamérica y esto pueda afectar a nuestra competitividad. En esta línea, el enorme incremento de los fletes también están afectando a la competitividad de los productos que habitualmente se exportan. Vamos a ver como se traduce todo esto.

A.G.C.: Las previsiones sobre el comportamiento de los costes no son buenas de cara a la segunda mitad del año…
B.J.: Si me preguntas ¿qué puede pasar? No lo sé. Parece que por ahora los mercados están absorbiendo este coste, pero tendremos que ir viendo. También hay que tener en cuenta que no sólo el precio es relevante. Cuando vas a estos mercados también es importante la calidad del servicio y de los productos, y ahí somos fuertes. Eso es lo que nos hace ser optimistas y pensar que tenemos una posición sólida. Lo que tenemos claro es que no sólo hay que jugar a precio, porque si ganas un cliente por precio también lo puedes perder por precio.

A.G.C.: Otro de los anuncios más destacados de Congelados de Navarra ha sido el proyecto para la puesta en marcha de una planta
de producción en La India. ¿En qué momento se encuentra este proyecto?
B.J.: En dos años hice 17 viajes a la India, y ahora llevo algo más de dos años sin ir. La pandemia lo ha parado todo. Tenemos una localización estupenda,
que nos costó muchísimo esfuerzo conseguir. Tenemos el socio, la sociedad constituida, tenemos el proyecto, y ahora vamos a empezar a moverlo otra vez, pero tenemos que ver como lo podemos afrontar con estas nuevas circunstancias. Hay que volver a revaluar la situación para ver como afecta al proyecto, porque sin duda le afecta.

A.G.C.: El nuevo escenario de costes ha salido a relucir en dos ocasiones en tus repuestas. Más allá de la incertidumbre de este nuevo escenario, ¿cómo está afrontando Congelados de Navarra
este cambio de guion?

B.J.: Ya durante el último último tramo de 2021 empezamos a vivir la inflación de los costes energéticos, que nos pilló a todos de sorpresa, porque nadie pensaba que la energía pudiese llegar estos precios, cuando veníamos de unos precios previos muy bajos. También vivimos una inflación de costos de materiales auxiliares, tanto plásticos como derivados de la madera, con subidas importantes. Y ya en 2022 ha llegado la guerra de Ucrania, que ha añadido una incertidumbre más a la coctelera, que es el déficit de materias primas básicas de alimentación. Nosotros no vamos a renunciar a la rentabilidad de Congelados de Navarra bajo ningún concepto, porque de hecho no podemos hacerlo, ya que ello pondría en cuestión la viabilidad de nuestro proyecto. La estrategia es repercutir la inflación de costes en los precios de los clientes, no tenemos alternativa. Económicamente, como empresa, no podemos absorber esta inflación, porque estaríamos comprometiendo nuestro futuro.

A.G.C.: Estamos viendo como la práctica totalidad de la industria alimentaria acomete subidas de precios a sus clientes. ¿Está absorbiendo y aceptando la distribución estas subidas?
B.J.: El problema es que es una situación general y generada por todo lo que hemos comentado previamente, es cierto que unos clientes lo aceptan mejor que otros, pero al final la situación es la que es y, como te decía antes, no hay alternativa. Pienso que las subidas están siendo generalizadas y en todos los sectores. Obviamente, no es fácil ni agradable para nadie, llevamos ya más de ocho meses “peleando” pero no solo con la distribución, también con el canal foodsevice.

Por otro lado, estamos viendo que puede haber una situación de escasez de materias primas en nuestro sector, por condiciones climatológicas, y porque hay agricultores que están considerando pasarse de la producción hortofrutícola a la producción de cereal. Todo ello va a generar escasez de producto a nivel europeo, con las consecuencias que implica. Nosotros, en Congelados de Navarra, tenemos claro que lo que no podemos hacer en ningún caso es producir para vender por debajo de los costes. Vulneraríamos además la Ley de la Cadena Alimentaria recientemente aprobada.

A.G.C: Desde el sector se apunta a un encarecimiento en el precio de las materias primas vegetales superior al 20% en lo que va de 2022.
B.J.: Puede que incluso más, en determinados productos. Nuestro ciclo de producción empieza en mayo y termina en febrero o marzo, y ahora es cuando estamos con las producciones más fuertes. Lo iremos viendo, pero creo que el encarecimiento será mayor.

A.G.C.: Los precios en vegetales congelados siempre han sido muy competitivos, pero ¿teméis un descenso en el consumo debido a las subidas de los precios de venta al público?
B.J.: Pienso que el consumo en general puede ponerse en riesgo, pero no el de vegetales congelados. Puede afectar a determinados vegetales congelados que tengan unos niveles de precios muy altos, pero a la marca de la distribución no le va a afectar. Lo que tampoco es justo ni defendible es el precio al que se han estado vendiendo nuestros productos en las tiendas. Cuando se piensa en el trabajo que hay detrás desde el agricultor hasta la puesta del producto en el líneal, en la mayoría de las ocasiones los precios a los que se ha estado vendiendo son incomprensibles y han hecho perder mucho valor a la cadena alimentaria. Si queremos tener una agricultura sostenible, moderna y profesional, tenemos que remunerarla, si no
tendremos agricultores que no invertirán. El hecho de que esos productos se vendan 20 o 30 céntimos más caros no debería afectar al consumo. El precio de los vegetales congelados no va a impedir que los españoles podamos llevar una dieta saludable.

A.G.C: Durante la pandemia vivimos un aumento del consumo a ritmo de dos dígitos en la distribución organizada. Ya en 2021 y 2022 este consumo ha caído, algo menos, pero también a ritmo de dos dígitos, según datos de IRI.¿Se ha olvidado el consumidor de los beneficios del producto congelado?
B.J: No creo que no se haya olvidado del congelado, pero si está saliendo mucho más a la calle y volviendo a consumir fuera del hogar. La recuperación del foodservice llevará de nuevo a un reequilibrio de los canales dónde vendemos, pero no a renunciar a las bondades de nuestros productos congelados. Desde luego, nosotros no tenemos la percepción de que se haya olvidado, todo lo contrario. Lógicamente, el consumidor está comprando menos en retail, pero la sensación es buena, creemos que la gente ha descubierto un producto de calidad y que está dispuesto a comprarlo.